El término trauma facial indica cualquier tipo de lesión facial, incluidas las lesiones en la mandíbula. Los traumas faciales pueden dividirse en varias categorías: los traumas de los tejidos blandos incluyen moratones, abrasiones y excoriaciones, lesiones causadas por instrumentos cortantes y contusiones con desgarro y heridas con pérdida de sustancia; mientras que los traumas del esqueleto facial incluyen fracturas de la mandíbula, del hueso maxilar, el pómulo y la órbita.
Generalmente, los pacientes con trauma facial se recuperan completamente tras el tratamiento. Dependiendo de la gravedad del trauma, puede que el aspecto anterior al trauma no se restaure por completo. En los casos más graves, puede ser necesario recurrir a una cirugía adicional después de los primeros 6-12 meses. Las posibles complicaciones de un trauma facial son:
- Sensación de debilidad o entumecimiento
- Irregularidades en el rostro
- Infecciones
- Hemorragias
- Daños en el sistema nervioso o en el cerebro
- Visión doble o pérdida de la visión
El diagnóstico se lleva a cabo mediante una prueba objetiva. Durante la visita, el especialista podría notar:
- Sangrado en el área de los ojos y la nariz
- Obstrucción nasal
- Desgarros en la piel
- Hematomas alrededor de los ojos
- Aumento de la distancia entre los ojos debido a lesiones óseas entre las órbitas
Además, el médico deberá evaluar los síntomas que pueden llegar a ser indicio de fracturas óseas:
- Irregularidades en la cara y sensaciones anormales en la mejilla
- La mandíbula se mueve a pesar de que la cabeza está quieta
El especialista puede entonces solicitar una TAC de la cabeza para evaluar los daños adicionales.
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